La necesidad que se percibe, al comprobar la profunda influencia del cine en las mentes y hábitos de las personas, es empezar a visionar las películas desde un entendimiento de que no son un simple producto de entretenimiento o consumo.

Cuando se visiona una película, se vuelve necesario empezar a desarrollar hábitos de observación, pensamiento crítico, análisis e interpretación. Es muy importante que el espectador aprenda a reflexionar y discernir sobre qué clase de valores está transmitiendo una película en cuestión.

A veces, bajo el paraguas denominado películas de acción, a lo que se expone el público, aparte de las sobredosis de violencia es a una serie de actitudes muy perjudiciales: actitudes machistas, justificación de la venganza, culto a la arrogancia y al individualismo, mofa y burla de las debilidades de las personas, etc. No se puede menospreciar el efecto sutil que tienen estas actitudes en la mente de los receptores, los espectadores, particularmente el público juvenil con mentes más impresionables.

Como nos recuerda David Puttnam, productor de Carros de Fuego, las películas no son sólo entretenimiento sino que potencian o debilitan los valores de las personas. Según David, los cineastas tienen una importante responsabilidad ya que sus ideas e imágenes impactan de por vida en las mentes de muchas personas.

Afortunadamente, y desde el ámbito educativo, han surgido en los años recientes diversos proyectos que se enfocan en la educación en valores y que seleccionan películas de diferentes temáticas que transmiten valores positivos y beneficiosos para la sociedad. Se llevan a cabo cine forums donde analizar en qué valores destaca esa película.

Dicho esto, la realidad es que la necesidad de temáticas en el cine que transmitan valores constructivos y que favorezcan una sociedad más justa, igualitaria y pacífica, es todavía muy grande.